Enuresis y Econpresis

¿Qué son?

La Enuresis y Ecopresis son trastornos de eliminación de orina y heces respectivamente. Estos trastornos son característicos de la infancia. Tienen tratamiento y su causa puede ser tanto orgánica como psicológica, no debemos preocuparnos en exceso ya que ambos casos tienen tratamiento. La terapia psicológica para la Enuresis y Ecopresis enseña a controlar los esfínteres, la psicoterapia nos da una serie de recomendaciones para que los padres del niño afectado sepan cómo afrontar esta situación y resolverla.

Enuresis

La Enuresis se da por la emisión involuntaria de orina, se produce por la falta de control del esfínter. Por lo general, a los tres años de edad, los niños consiguen controlar sus esfínteres, aunque hasta los cinco años pueden existir escapes de forma esporádica, es normal. A partir de los cinco años, si nuestro hijo sigue teniendo escapes involuntarios podemos pensar que padece Enuresis. No es un trastorno que sólo y exclusivamente se dé mientras duerme por la noche sino que también puede ocurrir durante el día. Si la Enuresis ocurre durante el día tiende a darse también durante la noche, pero no a la inversa.

La Enuresis se dá en más ocasiones de lo que creemos ya que un 15% de los niños de seis años lo sufren, un 5% de los niños lo sufren hasta los 10 años y un 2% sufren la Enuresis hasta los 12 años de edad.

Tipos de Enuresis

Según la evolución del trastorno podemos clasificar la Enuresis en dos tipos:

Enuresis Primaria:

La Enuresis Primaria se da cuando nuestro hijo no controla el esfínter desde pequeño sin que pasen largos periodos de tiempo en los que sí controla.

Enuresis Secundaria:

Sin embargo, la Enuresis Secundaria se da en los casos en los que nuestro hijo parece controlar el esfínter durante un periodo bastante largo de tiempo pero, de repente, pierde el control.

¿Cómo Acabar con la Enuresis?

Por lo general, la Enuresis, suele remitir a la par que nuestro pequeño crece y es muy raro que este trastorno sobrepase la adolescencia, pero por desgracia, a algunos niños la Enuresis les afecta gravemente en su día a día limitando sus actividades, relaciones sociales e incluso afectando a sus sentimientos, por lo que en estos casos, es muy importante llevar a cabo un tratamiento conjunto para la Enuresis entre el pediatra y el psicólogo.

Para terminar con la Enuresis lo primero que debemos hacer es descubrir el origen ya que no todos los tipos proceden del mismo punto. Como hemos comentado antes, debemos descubrir si se da Enuresis orgánica o Enuresisprovocada por factores psicológicos. Para terminar con la Enuresis psicológica el psicólogo tiene que valorar si este trastorno puede estar relacionado con la ansiedad, los conflictos familiares y/o el estrés en general.

Tratamiento para Enuresis

Actualmente, existen varios tratamientos y es importante adaptar la terapia a las características de cada niño y no a la inversa.
Cuando se da el caso de Enuresis diurna intentaremos que nuestro pequeño contenga las ganar de orinar progresivamente aumentando los periodos de tiempo sin que deje de beber. La finalidad es ofrecer y/o sentar a nuestro pequeño en el inodoro cada X tiempo, prolongando los espacios intermedios cada vez. Para llevar a cabo esta técnica debemos ser muy rigurosos y tener un aseo cerca.
En cuanto a la Enuresis que se produce durante la noche, existe la famosa técnica del “pipi stop”, consiste en un dispositivo que se coloca en la cama y que detecta la humedad cuando hay un escape, este dispositivo emite un sonido que despierta al niño. Lo que queremos conseguir con esta técnica es que nuestro pequeño tome conciencia de la sensación de tener la vejiga llena y coja el hábito de ir al baño.

También existen técnicas de refuerzo positivo: es decir, premiar a nuestro pequeño cada vez que haga un avance en cuanto a control de esfínter. De esta forma él mismo querrá repetir la acción para ser premiado otra vez. Aconsejamos empezar por refuerzos tangibles (juguetes, postres, etcétera) e ir pasando poco a poco a refuerzos más sociales, siempre debemos reconocer sus avances y logros. De esta forma conseguiremos motivar a nuestro pequeño.

Mi Hijo no Puede Controlar la Enuresis

Si nuestro pequeño no consigue los objetivos marcados y sigue teniendo fugas no debemos utilizar reforzadores negativos como castigos. Debemos animarle y hacerles partícipes de la limpieza colaborando con nosotros, es muy importante decirle que la próxima vez lo hará mejor para que no se frustre ni desmotive.

Ya que los castigos crean ansiedad no debemos utilizarlos en casos de Enuresis ya que precisamente la ansiedad ha podido ser la causante del problema.

Cuando vayamos a tratar la Enuresis no debemos dejar de lado los aspectos emocionales. Es posible que cuando la Enuresis es secundaria detectemos alguna vivencia que haya producido esta regresión, como por ejemplo, algún conflicto familiar, la llegada de un hermanito, una mudanza o algún cambio que al pequeño le haya podido afectar provocándole estrés. Cuando la Enuresis es primaria también deberemos vigilar el ambiente en el que se desenvuelve nuestro pequeño, descartando factores externos que le puedan estresar.
Siempre deberemos hablar con nuestro pediatra para descartar que la Enuresis se produzca por causas orgánicas.

Encopresis

La Encopresis se da cuando nuestro pequeño evacúa de forma repetitiva en cualquier lugar que no sea el apropiado, por ejemplo, en el suelo o la ropa interior, cama o cualquier lugar que no sea el inodoro.

Al igual que en la Enuresis, la Encopresis puede darse tanto durante el día como durante la noche.

Para considerar que nuestro pequeño sufre Encopresis, esta conducta debe darse una vez a la semana durante tres meses consecutivos.

A los cuatro años de edad, por lo general, los niños suelen tener el control completo sobre sus esfínteres por lo que si a partir de los cuatro años nuestro pequeño sigue teniendo esta conducta podremos plantearnos quenuestro hijo sufre Encopresis.

La aparición de la encopresis puede estar relacionada con:

  • Falta de educación de los esfínteres.
  • La educación de los esfínteres a edad muy temprana.
  • Una alteración emocional como el trastorno de oposición desafiante u otros obstáculos emocionales.
  • Factores que alteran el entorno del niño y por lo tanto requieran un periodo de adaptación, por ejemplo; la llegada de un nuevo bebé, separación de los padres, mudanza o cambio de escuela o nido.
  • Un trastorno de conducta.
  • El mero interés del pequeño por conseguir algo de los padres, bien sea atención o el simple cambio emocional que produce en éstos.
  • Cualquiera que sea la causa, es importante atender el problema, ya que nuestro pequeño puede llegar a desarrollar un sentimiento de vergüenza, culpabilidad o pérdida de autoestima y puede tratar de ocultar el descubrimiento del problema a sus amigos, compañeros o resto de familiares.
  • En el caso que el pequeño desarrolle un cuadro de encopresis es importante apoyar lo máximo posible al niño y nunca hacerle sentir mal, o más pequeño de lo que es.
  • La crítica destructiva en estos casos es muy perjudicial para los pequeños, ya que pueden terminar con una autoestima dañada.

Si descubrimos el origen o causa que ha motivado la encopresis, empezar atendiéndola sería lo mejor. Por ejemplo, si vemos que se trata de una llamada de atención deberemos reeducarle para que no obtenga lo que busca y enseñarle otro tipo de estrategias.
La prevención en estos casos es difícil debido a que las causas a menudo no son decisivas, por lo que es recomendable seguir la evolución personal de cada niño y no guiarse por hitos que “deberían” cumplirse. Cada niño tiene su ritmo y presionar es totalmente contraproducente, a veces incluso dañino para nuestro pequeño.

También debemos hacer partícipes a las educadoras o cuidadoras para que colaboren en nuestro plan y nos informen de los avances siempre sin hacer sentir culpable a nuestro pequeño por haber manchado la ropa interior o la cama.

Psicóloga

Laura Oliveros Nuñez

Laura Oliveros Nuñez

Licenciada en psicología por la UCM en 2002. Master en sexología.
Master en atención temprana y experta en psicomotricidad. Orientación cognitivo-conductual.

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